27 de marzo de 2010

18 de marzo de 2010

El Payaso

Autor Marcos Vidal
Adaptación Mariela Rodríguez García.
VESTUARIO.
Un payaso cara maquillada colores rojos, rosa, blanco y amarillo.
UTILERIA.
Un foco
ESCENARIO.
Un camion de uno de los barrios mas pobres.

INTRODUCCION
Entra a escena un payaso en escena saludando con su mano.
MONOLOGO

Hola queridos pasajeros: niños y niñas, damas y caballeros, adolescentes y adolescentas el día de hoy, hoy, hoy, les traigo un chispita pero no de fuego, sino de humor, de felicidad y de conocimiento, si conocimiento en lenguas, a ver abran la boca y saquen la lengua para que yo la conozca.
Yo sé muchos idiomas por ejemplo: Ustedes saben como se dice doctor en chino pues “Mata lozano” y saben como se dice pañuelo en chino ¿no? “Zaka moquito” y como se dice en chino psicóloga pues “tucoco tamal”. Pero también sé francés por ejemplo ustedes saben como se dice cocinero en francés ¿no? “Le cociné” y como se dice peine pues “le peiné”.
Bueno basta ya de clases de idiomas pues como al principio dije les vengo a traer una chispita de felicidad mejor dicho una lucesota. (saca un foco y lo muestra) mas potente que ésta.
¿Saben cuanto tiempo llevo siendo artista de línea? osease de línea de camiones José Maria Morelos ruta villacabra pipiripipi súbale hay lugares. ¿No? Bueno yo llevo (cuenta con sus dedos moviendo la cabeza como recordando) 2, si señores dos minutos; al principio, yo trabajé en un circo en el circo Ataide hermanos ahí conocí a un Rey muy importante del que quiero platicar.
Yo era la payasa del circo, teníamos mucho éxito. Iban muchos chamacos, escuincles, chilpayates ah y niños. El circo tenia varias atracciones había animales, un domador de leones, dos escupe fuegos, un mago, yo la payasa, ah pero lo mas hermoso que habia en ese lugar, eran los trapecistas, admirados y aplaudidos por el público, eran la envidia de todos los que trabajábamos ahí.
Odiaba ser payasa porque todos se reían de mí y no me admiraban o aplaudían como a ellos. Nunca me ha gustado la pintura y tenía que pintarme la cara diario de una forma tan boba y ridícula que me daba coraje. Salía al escenario con la tarea de hacer reír al publico y cumplía mi misión pero no me gustaba hacerlo.
Cuando los trapecista salían al escenario, yo soñaba que me encontraba con ellos en las alturas, volando como un pájaro, aunque con mi panza seria un pájaro barrigón pero no importaría porque estaba cumpliendo mi sueño: ser trapecista.
Un día en el circo después de la función salí de mi trailer para fumarme un cigarro estaba deprimida por mi deseo no realizado de ser una gran trapecista, entonces, un niño de 9 años se me acerco y me dijo “Cristo te ama y quiere que seas muy feliz con El” me entrego un papelito y regresó corriendo con sus padres.
Ese folletito relataba como el Dios verdadero se había hecho hombre para salvar a sus hijos del pecado, que yo podía recibirlo en mi corazón sin necesidad de ser bueno o noble o de pagar dinero, lo cual es bueno porque soy pobre; lo único que El pedía era un corazón arrepentido de sus maldades para renovarlo y limpiarlo y así poder ser su hijo y llegar al cielo; es curioso, pero lo que mas me llamó la atención en ese papel es que el Señor Jesús no le importaba que tan malvado hayas sido, El te amaba a ti y no a tus hechos.
En ese momento guarde el papelito del aquel niño y prendí otro cigarro. Poco a apoco olvidé el mensaje que ese día había leído.
Pasaron los días y los meses, y andábamos en aquel año con la agenda llena, a penas terminábamos en una ciudad y ya teníamos que empacar lo mas rápido posible para viajar a otra.
Un dia, a la hora de comer, fui a la carpa por mi abrigo y ví los trapecios eran tan hermosos que sin dudarlos subí para sentirme un ave. Llegué imaginé las gradas llenas de hombres, mujeres y niños aplaudiendo fuerte, escuché en mi imaginación al presentador decir al público: “a continuación tendremos el salto de la muerte que será efectuado por nuestro mejor trapecista” entonces me trepé al columpio y me mecí muy fuerte al que pararme en el, resbalé y cai y ya no desperté.
Me dijeron que el domador de leones me descubrió bañada en sangre e inmediatamente me llevaron al hospital. Estuve en coma por una semana cuando desperté el médico me dijo que ya no volvería a caminar y por lo tanto ya no trabajaría en el circo. Me sentí tan mal al escuchar eso que quise matarme pero mi compañera de cuarto me dijo “Cristo te ama y te acepta tal como eres” fue entonces cuando recordé aquel folletito que ese niño de 9 años me habia dado. Lloré, lloré mucho me aterraba la idea de no volver a caminar.
Salí del hospital y aquella compañera de habitación me ofreció su casa, su familia y ella eran “aleluyas” o protestantes me dediqué a tejer para pagar mis gastos. En poco tiempo, el dueño del circo llegó a darme una inesperada noticia: el circo había cerrado, al preguntarle por qué me comentó que los niños dejaron de ir por falta de payaso.
La familia siempre me invitaba a unirme con ellos al culto al principio no quería por temor a muchas cosas entre ellas tal vez la burla y la humillación; para esos días habia una campaña evangelistica, imaginé que se refería a ir a acampanar con Evan pero luego tal idea se aclararía. Me convencieron y fui a ver que hacen en una campaña evangelistica.
Al llegar pude observar un escenario lleno de luces y de instrumentos, subió un grupo de músicos a dirigir la alabanza y un señor a cantar; el predicador y cantante insistía en que era tiempo de sanidad y que muchos en esa hora sanarían; no pude contener las lagrimas y llore de nuevo, él invitó a pasar a todos los que estén cansados de su vida era como si me hablara; llamaba a los valientes que estarían dispuestos a dejar todo atrás y recibir al Rey de reyes, al Señor que jamás te abandonará.
No pude contenerme mas, pasé adelante, y le dije al Señor Jesús muy dentro de mí que había hecho cosas muy malas y que mi soberbia me había dejado invalido que me perdonara y si él lo permitía que en esa hora sanara. El predicador se acercó a mi me puso la mano en mi hombro y oró por mí diciéndole a Jesús que me recibiera como su hijo al final el me dijo “levántate” sin dudarlo, me levanté y caminé.
Desde ese día el Señor me limpió y renovó mis fuerzas pero no acabó ahí porque me di cuenta que tenía un don que ya no me pertenecía porque se lo había entregado todo al Señor Jesús: ese don era hacer reír.
Sigo siendo una payasa pero ahora mi misión se ha modificado pues ya no solo procuro dar una alegría corta sino compartir una felicidad eterna y se llama Cristo Jesús.
Cuando alguno me pregunta ¿Por qué eres todavía payasa? Les digo que seria miserable, seria el culpable, sino cumpliese la misión que recibí porque aunque fui un fracaso, soy de profesión payaso, no me juzgues mal Dios me hizo así.
A mi público querido un mensaje subliminal si han recibido a Jesús y lo conocen exploten sus dones, exploten sus dones, exploten sus dones.
Como dice el dicho mejor es recibir a Jesús que perderse en el mundo; si en tu corazón sientes la necesidad de tener un amigo, búscalo en oración, si necesitas un Padre invítalo a ser el tuyo, si quieres tenerlo como Salvador no temas acercarte a El, solo tienes que aceptarlo.
Ahí va otro camión, debo darme prisa, pues mi misión es trasmitir el mensaje de salvación nos vemos.