10 de enero de 2011

Erotomanía

Hace un año me enamoré de ti, no se a ciencia cierta que te ví pero fuiste irresistible a primera vista.
Me sentí cómoda contigo, al punto de quererme quedar hasta tarde para conversar.
Te portaste atento, amable, astuto, observador, que llegué a pensar que te interesaba.
El chico ideal con un gran defecto: su soberbia.
¿Cómo pude ser tan ciega al no ver a tiempo que tu interes hacia mí no era trascendente?
¿Cómo pude confundir las señales obvias de amabilidad confundiendolas con amor?
Creí por un momento que me veías como algo mas y resultó un fiasco cuando al final decidiste irte de mi vida al darte cuenta de lo que sentía por ti.
Te extrañé mucho en su momento aunque no lo lloré
Tu presencia en mi vida me dejó lo siguiente: Eres el reflejo de lo que deseo ser y anhelo de lo que quiero para mí.
Tan iguales pero tan diferentes, ¿Por qué no pude ayudarte?
Es lo que mas me reprocho, tú me ayudaste a mí con mi máscara de indiferencia pero no pude protegerte de ti mismo, aunque lo desee.
Me aguanté las ganas de abrazarte y de confesarte abiertamente lo mucho que me interesabas, e incluso hoy no me atrevo a mencionar tu nombre, aunque tengo por seguro que no checas nada mío.
Hoy has vuelto a mi vida y mi mente aun busca una mínima señal de interes hacia mí pero ¿Para que mentirme? simplemente no la hay

1 comentario: