17 de febrero de 2011

Un dia en mi vida

Esta ha sido la semana dificil. El sábado me puse a llorar al darme cuenta que no tengo la capacidad para diseñar estrategias concretas y efectivas para apoyar a los jóvenes. No es suficiente que los ame y les visite o las llame, ellos necesitan muchas otras cosas que cómo Mariela no puedo dárselas.

No me gustan las fiestas, ni los viajes, no soy madura espiritualmente y tengo un vocabulario muy antisonante que se deja ver cuando estoy muy enojada o triste. No me llevo con todos y se me hace dificil entablar una conversación coherente con alguno de ellos. Tampoco los líderes de mi iglesia están seguros de dejarme en ese cargo debido a mis constantes asistencias, uno de ellos propuso que dejara mi lugar a alguien mas... pero a ¿quién? nadie quiere comprometerse y todos estamos desanimados porque lo que deseabamos tener no lo tenemos.

Aida estaba en ese momento y me hizo reflexionar sobre mi condición y aceptó conmigo el reto de trabajar con ellos. Quizás lo mas sorprendente es que Dios cree en mí y no se ha cansado de motivarme a seguir al frente a romper mi ánimo enfermo y confiar en El.

La prueba es que hace dos días iban a correrme porque desaparecieron muchas cosas en la Fundación, no podía creer que estuviese pasando esto, ya que en todo el tiempo que he estado aqui NADA se había perdido. Solo puedo responder por mí y lo que saco en mi defensa es que en todos los años que he estado en la empresa jamás he tomado un lapiz sino por el contrario a mi se me extravía las plumas y demás artículos por gente que viene aqui y lo toma sin previo aviso.

Después de mucho pensarlo, no me gusta la conclusión a la que he llegado y le pido a Dios su dirección para saber si El quiere que permanezca aqui o si quiere que me marche de este lugar.

Por otro lado, ya viene mi seminario y debo concentrarme en eso. Me he propuesto titularme de la maestría y eso haré este año.

Me duele mucho la cabeza, imagino que es estrés jeje sin comentarios.

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